Infancia Nazarena
Hoy, un día en el que en la ciudad de Toro no se celebran procesiones durante la Semana Santa, se dedica el día a los niños y los jóvenes con la realización, por parte de la Cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla, de talleres infantiles y juveniles, bajo el epígrafe «Infancia Nazarena», en su sede, la iglesia de Santa María de Roncesvalles y Santa Catalina.
Estos niños y jóvenes que un día serán los cargadores, los abades, los conqueros, los presidentes… las personas que mantengan y cuiden las tradiciones y que hagan crecer a las distintas cofradías locales. Esos niños y jóvenes que hoy día ya son hermanos importantes de estas cofradías. En ellos se sustenta, no sólo el futuro de las hermandades, sino también su presente. Porque los pequeños son alegría, ilusión, aprendizaje, impulso. Son la mirada más limpia, la más abierta, la más sincera, la más alegre.
Su alegría nos contagia, no sólo durante la celebración en la calle de las procesiones y los diversos actos de la Semana Santa de un año cualquiera, sino, y sobre todo, durante la vivencia especial, interior, de esta Semana Santa. En medio del dolor que nos causa esta Pasión diferente, enclaustrada, los niños y los jóvenes son nuestro alivio, nuestra sonrisa, nuestras ganas de vivir, de seguir luchando, siempre. Con ellos y por ellos. Con todos y por todos.
Si algo tiene de bueno esta situación dolorosa que estamos atravesando se advierte en dos realidades. Por una parte, el regalo que supone, tanto para los niños como para nosotros mismos, convivir con ellos de nuevo, redescubrirlos, pasar con ellos todo el tiempo, atenderles, escucharles, jugar con ellos, explicarles y dejar que nos expliquen, porque su imaginación y su mundo interior son mucho más interesantes que los nuestros. Ellos viven este confinamiento con la alegría de gozar de todo nuestro tiempo y con la generosidad de ofrecernos todo lo que son.
Por otra parte, la de que el hombre aún tiene la capacidad de ser solidario, de sacar toda la bondad que, incluso sin habérselo propuesto, lleva dentro de sí. La capacidad de sacrificar su bienestar por los demás, de ofrecer su tiempo, su ingenio, su talento, y de ponerlo al servicio de la comunidad. Y eso, hermanos míos, también es vivir la Semana Santa, porque esto es, en definitiva, ser cofrades.
📷 Marisol Cámara Ruiz
Imágenes diversas de niños durante su participación en las diferentes procesiones de la Semana Santa de Toro (Zamora).