EspecialesSemana Santa

Jornada desgarradora

Hoy Zamora está más contenta, más ajetreada, con algunos forasteros por sus calles para contemplar la gran imaginería que tenemos y erizársele la piel con ella. Bueno, debería estarlo.


Ya es Lunes Santo y eso significa que comienza nuestra SEMANA. En mayúsculas porque cada día nos deleitaríamos con dos procesiones, al menos estas tres primeras jornadas.


Hoy sería un día muy especial para la ciudad. Saldrían dos de las muchas procesiones que los zamoranos adoramos: La Tercera Caída y la Buena Muerte.
Su estética es innegable. Cómo llenan las calles con sus hachones o sus teas, sus capas de raso o su estameña monacal, sus sonidos o su silencio. Procesiones tan sumamente diferentes y a la vez, tan queridas por todos nosotros.


En cuestión de minutos pasas de un entorno en el que disfrutas y te seducen esas marchas que tanto ansías escuchar, a otro disfrute silencioso, sobrecogedor. Ambas son excepcionales y a las dos le caracteriza un mismo aspecto: el respeto. Esa palabra tan bonita que en estas fechas más que nunca, la tomamos con empeño y demostramos una gran obediencia.


Desgraciadamente, hay que volver a la realidad. Soy consciente de que está muy bien imaginar lo que podría y debería haber sido, pero hoy es un día triste, y hasta el cielo lo sabe. Nos hemos levantado con una atmósfera grisácea que tenía pinta de dejarnos algún que otro chaparrón como sucedió ayer. Ojalá sea así y esto duela un poquito menos al saber que en una situación normal, tampoco habría salido.


Hoy sobre las 22:30-23:00 horas, Zamora recibirá uno de sus tantos himnos con el mayor silencio nunca sentido: “La Muerte no es el Final” retumbará en nuestra memoria y con un poco de suerte, en algún balcón, gracias a gente solidarizada con la causa.


En la zona donde resido nunca se escucha nada, pero con la partitura en mano y la melodía de fondo, la entonaré como lo haría un miembro del coro en los soportales de la Plaza Mayor una noche como esta y parecerá que de verdad está sonando en esa plaza que hoy, estará triste por no escucharlo en directo como todos los años.


Igual de afligida se quedará Santa Lucía, ya que esta noche tampoco tendrá la suerte de albergar el excepcional “Jerusalem, Jerusalem”. Dos grandes pérdidas para todos porque son actos que se esperan e imaginan durante todo el año y este Lunes Santo con sabor amargo, tendremos que seguir evocándolos con ímpetu para que todo sea lo más real posible dentro de esta irrealidad. Espero que de madrugada, alguien salga a su balcón y haga resonar esa plaza con su voz y aunque no lo escuchemos todos, Santa Lucía pueda disfrutar.


Ya es Lunes Santo, pero Zamora está cada día más melancólica. Ve pasar los días en el calendario y siente un profundo dolor en el pecho, porque hay cosas que por más que se intenten evitar, duelen en lo más profundo del ser.

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