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LOS INCENDIOS DESDE DENTRO (Lección primera)

Por José Luis Gutiérrez García (ingeniero, técnico de Medio Ambiente al mando de la extinción de incendios en la provincia de Zamora)

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Agosto de 2025 quedará en la memoria de nuestra tierra grabado como una honda herida negra, una calamidad de tal magnitud, que pese al ruido generado, dudo mucho que podamos entender.


Todo incendio es para los que nos dedicamos a pelear contra ellos, es una derrota, una terrible derrota en la que sólo hay pérdidas, una derrota cubierta de afanes, de peligros, de sudor, de morderte los labios por no llorar y de meter los riñones para aguantar, una derrota que ni le épica de la lucha ni los valores humanos que en ella desplegamos es capaz de matizar, al final sólo perdemos, desde las pérdidas irreparables de los que encuentran la muerte, a las pérdidas de quienes sufren daños, las de la confianza de los vecinos para quien trabajas, a la pérdida de todo por lo que has trabajado, quizás toda tu vida, porque en esta tierra somos los mismos los que trabajamos en el fuego y en el monte, la penitencia de mirar, por muchos años, a la tierra quemada y recordarla en su esplendor.

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Entre la negrura o, mejor escrito, contra la negrura se ha levantado un grupo de mujeres y hombres que sólo tenían que cumplir con su deber, que sólo tenían que hacer su trabajo, pero esta vez el trabajo venía tan rabioso, inabarcable, y como no somos héroes sobrehumanos hemos tenido que valernos sólo de nuestra humanidad, de la confianza en el compañero, del trabajar hasta desfallecer, de la inteligencia y la experiencia en miles de pequeñas batallas, de no mirar las horas ni los descansos, de creer que era posible y de la responsabilidad de ser servidores públicos, de abrazar al compañero para que no caiga, o para que no se derrumbe o para que no se rompa, de seguir peleando aunque no hubiera esperanza.

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Porque ha sido la tarea de un equipo donde han estado todos los que, sin querer pasar a la historia, han hecho historia, historia como peón, capataz, emisorista, vigilante, operador manguerista, maquinista, conductor, piloto, militar de la UME, bombero, guardia, guarda, técnico y jefe, gente honrada que se han dejado la piel y el ánimo en esta tragedia y como escribí hace tres años, ojalá que esta vez, alguien allá arriba tome conciencia de que hay mucho que mejorar y mucho que asumir, que nosotros ya hemos hecho, otra vez, nuestra parte.

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En estas reflexiones sobre lo vivido quisiera buscar razones para seguir trabajando, pues la desolación que nos corroe a duras penas nos deja levantar la cabeza, una sensación que pesa en los ojos y aprieta la garganta. Hoy se lo debía a mi gente, mis compañeros, mañana hablaré de otras cosas-

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