ActualidadAna Pedrero

Vistiendo novias en el cielo

🖤✝️ Fallece tras una larga enfermedad la empresaria Pilar Santana, madre del barítono Luis Santana.

Dicen por Zamora que se nos ha ido Pilar Santana, pero es una verdad a medias, una media verdad. 

Pilar hace tiempo que se marchó, cinco largos años, para convertirse en un alma apresada en un cuerpo que no tenía memoria, ni gobierno; sólo un corazón latiendo sin saber acaso que latía o latiendo por pura inercia, puro amor, intentando regresar a la niñez de sus hijos, a las cosas bonitas, a los primeros pasos de Luis por la música, aquellos viajes a Madrid como la madre de la Pantoja, aquel orgullo primero en los primeros recitales.

Ese orgullo de madre que nunca se apagaba, que dibujaba en su boca dicharachera y parlanchina una sonrisa en la que no cabía más orgullo, más pasión, más esperanza, más futuro. Esperanza, como la Virgen de manto verde que tantas veces acompañó en la mañana del Jueves Santo –Paco o Luis llevando la cruz de plata donada por las Payá– poniendo orden en el desorden de las niñas pequeñas que abrían la procesión, pequeñas damitas con las blondas al viento pasando el puente, dando sus primeros pasos en la vida cofrade, que es el latido de Zamora.

Pilar hace tiempo que se marchó -siete años largos, quizá algunos más- cuando el maldito Alzheimer comenzó a desdibujarle las ideas y las personas y los nombres; cuando el maldito Alzheimer comenzó a borrarle las calles, el olor del Duero, las miles de puntadas y alfileres sobre los vestidos de novia más bonitos que hubo jamás en Zamora.

Pilar se marchó cuando dejó de ser ella, cuando se apagó su sonrisa y su voz enérgica, y su gracejo contando las cosas y aquella energía que la iluminaba entera, que parecía que podía ella sola con todas las batallas del mundo. Porque Pilar ha sido mucha Pilar. Bullidora, enérgica, lista, listísima, comercianta, espontánea, tremendamente graciosa, de una sola pieza, sin fisuras, llamando a las cosas por su nombre así saliese el sol por donde fuera. Pilar era la bomba.

Pilar se marchó cuando se olvidó de quién era, aunque a nosotros nunca se nos olvidó; cuando dejamos de ver su presencia menuda e inquieta en la calle, en los conciertos, en sus tiendas, que eran pura preciosura; primero en Cardenal Mella, luego en San Torcuato, todo tan bonito, con tanto mimo, tanto gusto, que daba casi hasta pena pisar sus alfombras.

Valiente, brava, emprendedora, irrepetible, apostando por una Zamora que iba languideciendo y bajando la trapa de sus comercios poco a poco; vistiendo de blanco los sueños de todas aquellas que se ponían en sus manos para sellar su amor ante Dios y ante los hombres. Renovando, elevando a lo exquisito un sector anquilosado, marcando camino a los que vinieron detrás, consolidando su nombre como marca propia y señal de distinción.

Aquellos desfiles en París que nos mostraba en fotos y los trajes que se traía de pasarela, de los que guardo uno en mi armario, el de la boda de mi hermano mayor; la espigada figura de Cristina, un bellezón rubio, que lucía sus vestidos como nadie; las visitas de Teresa cuando entraba o salía de casa, aquel santuario de la buena conversación, de la compañía, de estar como en el salón de casa.

La muerte de Pilar Santana nos devuelve, al fin, a la Pilar que era; la Pilar viva, rápida, graciosa; la Pilar que alimentó la vocación musical de Luis y lo acompañó por la vida hasta que fue Luis quien nunca le soltó la mano, esa mano siempre abierta, franca, fuerte, que quizá no sabía quién la acariciaba, quién entrelazaba sus dedos, aunque estoy segura de que la piel tiene memoria, que más allá de ese limbo donde la enfermedad y la mala suerte confinó su espíritu libre, Pilar siempre supo a Luis a su lado cantando nanas para que se durmiera y descansara y volara. Siempre, siempre.

Ha sido el terremoto de una familia de gente buena, los Santana, que convirtieron su puesto del mercado en un mostrador, un mirador a la alegría, al buen hacer, incansables, sin edad ni tiempo de jubilaciones, de parar. La pequeña, la rebelde, la revoltosa, poniendo siempre una pizca de ingenio e invención sobre la dura realidad, haciéndola más divertida, más amable.

Y después la enfermedad. La puta enfermedad. La vida. La puta vida. La nada.

De la esperanza a la soledad del alma confinada entre la carne. El silencio. Respirar porque sí. Y esa Soledad, en mayúsculas, que siempre acompañó con sus hermanas; la Soledad de Luis, que hace una semana cantaba a sus pies un Ave María y le pedía que la dejase volar mientras acariciaba los benditos dedos que escapan de su sandalia, esos pies que caminan sobre miles de almas. Y Ella, que todo lo escucha, quiso liberar de su prisión terrenal un corazón que nunca conoció el miedo ni las cortapisas, al que nunca nada se le ponía por delante.

Dicen, mi querido Luis, mi Luigi, mi hermano, que Pilar, tu madre, se nos ha ido. Pero es una verdad a medias, una media verdad. Tú nunca la soltaste en su travesía a ese lugar desconocido que es el olvido, sabes dónde habita.

Y ahora, que dicen que se ha ido, yo te digo que no es verdad; que las madres se hacen eternas el día que nos ponen en el mundo.

Contigo, en ti, vistiendo ya novias en el cielo.

(Todo mi amor para vosotros)

Quién lo ha escrito:

3 comentarios en «Vistiendo novias en el cielo»

  • Que bonito homenaje a esta señora yo soy Zamorana vivo en Valladolid, por supuesto no la conozco pero solo leer el bonito homenaje que le ha hecho ya se da a conocer a esta gran señora y profesional de la moda ,y en distinta materia pero yo también soy profesional de la moda Peluquera , por mis manos también han pasado bastantes novias que junto con las diseñadoras de los vestidos de novia formábamos un equipo sin concernos personalmente ,sin desmerecer por supuesto en este equipo a l@s profesionales de estética . Mi más sentido pésame a su familia.D.E.P.GRAN SEÑORA.❤️❤️

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  • Cómo siempre Ana Pedrero cualquier comentario suyo para mí nunca pasa desapercibido soy una gran fan suya me encanta como escribe , ENHORABUENA por sus bonitas palabras . Saludos de una Zamorana de tierra el vino.Cabañas de Sayago ..Que vive en Valladolid pero orgullosa de ser de zamorana❤️❤️😘

    Respuesta
  • Estimada Ana: Que gusto, que alegria agridulce da leerte, entre la pena por la marcha de Pilar, y la esperanza de que ya está al lado del Señor. Que bonitas palabras preñadas de cariño, que brotan de tu pluma, con un zamoranismo que hacen crujir las costuras del corazón.
    Un dulce recuerdo y un cariñoso «hasta luego» para Pilar, pidiendo a nuestra Soledad, ese lucero de luz de Zamora que le ilumine el camino que lleva a la Eternidad. Descanse en paz Pilar, y un abrazo agradecido a tu sensibilidad.
    Manuel

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