Cruz de La Marta, guardiana de la montaña sanabresa
Hubo un tiempo en que la montaña de Sanabria, en la frontera natural con Galicia, era tierra de maquis y de lobos, de grandes mastines de pastoreo, de leyendas, cuentos en la cocina al amor de la lumbre y supersticiones.
Valles y cumbres, aldeas y embalses conforman un conglomerado desde las alturas, un relieve en el que es poco menos que imposible dividir, trazar la raya entre dos pueblos hermanados en costumbres y en el habla.
Y los hombres, supervivientes heróicos en las condiciones extremas de la montaña, sintieron desde antiguo la necesidad de protegerse de los malos espíritus de la montaña; de salvar tierras, ganado y gentes de las tormentas y el pedrisco, erigiendo un conjunto de cruces de madera en los picos más altos. Son la llamada Cruz de La Marta, o Cruz da Marta, miradores privilegiados al valle de. Barjacoba, Pías y Villanueva de la Sierra, cuyos brazos protectores resguarden desde lo alto de la montaña a la tierra de las amenazas del cielo.
Son las cruces que tocan, sostienen el cielo sanabrés, y protegen a sus gentes. Cruces desde las que se divisa el mundo.
Fotos: Luciano Fernández @lutre11