La alegría profana del Domingo de Resurrección
🔴 Miles de personas participan en la verbena organizada por la Cervecería La Plaza y el Ayuntamiento de Zamora para poner fin a la Semana Santa.
El Encuentro entre la Virgen y Jesús Resucitado, celebrado ayer en el interior de la iglesia de La Horta a causa del mal tiempo, y la misa de gloria ponían fin en la mañana de ayer a la Semana Santa litúrgica en Zamora y daba paso a la degustación en miles de hogares y restaurantes del tradicional Dos y Pingada, anunciando en la mesa que ha finalizado el tiempo del ayuno y de la penitencia.
En un año marcado por las históricas suspensiones de las procesiones a causa de la lluvia, el tiempo daba un respiro para celebrar en la tarde una iniciativa que surgía hace tres años del hostelero Fermín Benayas, de la Cervecería Plaza Mayor y que este año ha contado con el respaldo y copatrocinio económico del Ayuntamiento de Zamora a través de su Concejalía de Fiestas, con el socialista David Gago al frente.
Así, lo que tradicionalmente era una tarde de pena y desarraigo en la que Zamora veía partir a todos los que regresaban a casa para vivir una nueva Semana Santa, se ha convertido desde hace tres años en una fiesta cívica y profana para celebrar la vida en la ciudad con una gran verbena que reúne a gente de todo tipo de edades y condiciones que demuestran que tenemos una ciudad viva y alegre. Una magnífica iniciativa que revitaliza la zona hostelera de la Plaza Mayor, Plaza del Fresco y la calle de Los Herreros, con sus establecimientos ayer repletos de clientes y con miles de consumiciones en la calle, en un día tradicionalmente flojo. Una iniciativa que compensaba también una Semana Santa pasada por agua con la alegría de poder disfrutar de una fiesta en la calle.
En un escenario instalado por el Ayuntamiento de Zamora, el dúo Miguel y Cacia, acompañados por un grupo de amigos y grandes músicos zamoranos, desgranaban diferentes versiones de las canciones del pop español desde los años 80 hasta nuestros días, animando al público a corearlas con ellos, entre las que también se «coló» alguna versión de la marcha de Thalberg que disparaba al corazón a los zamoranos.
Jóvenes y no tan jóvenes, semanasanteros y no semanasanteros, grupos familiares, pijos, progres o mediopensionistas, conformaban ayer un público variopinto que daba una lección de civismo en una celebración que se consolida y crece cada año y que ya muchos esperan como punto final de una nueva Semana Santa vivida.
Tras la actuación de Miguel y Cacia, que se dejaron todo en el escenario, era el turno de DJ Markos, quien prolongaba la verbena hasta las diez y media de la noche, cuando el frío comenzaba a posarse sobre la Plaza Mayor y cada cual regresaba a su casa sin el amargo sabor de las despedidas, con una Zamora más viva que nunca que celebra también por lo profano la Resurrección, la vida y la primavera.
Mientras, en los balcones del Ayuntamiento de Zamora, lucían aún los reposteros de las cofradías que hace apenas unos días anunciaban al mundo que Zamora estaba lista para vivir una nueva Semana Santa que ya es historia, que tuvo si cierre en la iglesia y en la calle, abriendo el tiempo de descontar los días para la Semana Santa 2025.
Feliz Pascua de Resurrección.