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La parroquia de San Vicente adapta la fiesta de San Blas a las normas de la pandemia

El próximo 3 de febrero podrán adquirirse las tradicionales cintas bendecida en paquetitos de dos unidades, desinfectados y no manipulables, al precio de un euro, sin posibilidad de cambio.

El próximo día 3 de febrero la iglesia honra a San Blas, de gran devoción en Zamora, cuya imagen y reliquia se veneran en la iglesia parroquial de San Vicente.

En las actuales circunstancias que impone la pandemia, en la parroquia seguirán un riguroso procedimiento para cumplir la tradición sin poner en peligro a los devotos que participen en esta tradición secular.

1- Apertura del templo a las 10.00 hasta las 14.00 y de 16.00 a 19.00 horas.

2- Santa Misa, según las restricciones de aforo vigentes a las 11.00 y a las 18.00 horas. Se suspende la Misa de San Juan.

3-La entrada será obligatoriamente por la puerta pequeña y la salida por la puerta grande.

4-La imagen de San Blas y la reliquia estarán expuestas en el lugar habitual de la imagen, en la parte trasera del templo (junto al antiguo baptisterio)

5-Los fieles podrán adquirir las cintas de San Blas bendecidas, dos unidades, en paquetitos desinfectados y no manipulables y será obligatorio mantener la distancia sicial para su adquisición.

6-Para evitar la manipulación de las monedas el donativo, para la financiación de las obras de la Iglesia, será de un euro (sin posibilidad de dar cambio).

San Blas, obispo y mártir, es venerado como protector de la garganta. La tradición de vender cintas es para atarlas alrededor del cuello a fin de que el santo proteja al portador de cualquier enfermedad relacionada con la garganta.

Quién lo ha escrito:

Un comentario en «La parroquia de San Vicente adapta la fiesta de San Blas a las normas de la pandemia»

  • A parte de que pertenecíamos a la parroquia, era otra de las tradiciones familiares ir el día 3 de febrero a que nos pusieran la cintita roja, que durante unas cuantos días llevábamos anudada al cuello.
    No me pregunten el destino que tenían después porque de eso se encargaba mi madre, por supuesto.
    Yo nací en enero de 1960, vivo a 2500 km de la parroquia de San Vicente y pueden creer si les digo que todos los 3 de febrero desde el año 83 me acuerdo de esa cintita roja que durante unas cuantos días llevábamos anudada al cuello y de cuyo destino final se encargaba mi madre…

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