Querida Rut
Te escribo en esta noche tan triste, tan oscura, mientras te pienso lejos, intentando acomodar una nueva estrella a mano izquierda según se va al cielo; ese cielo de los hombres y mujeres buenos.
Conozco tu dolor; ese dolor que nos hermana a todos los que hemos sentido alguna vez que nos han robado el corazón en carne viva. Conozco el zarpazo en el alma, el puñetazo en el rostro y esa opresión que te impide hasta respirar. El plomo en el cuerpo, en los párpados; el grito sordo en la garganta; el vacío en el vientre, en las manos antes tan llenas de amor.
Conozco también tu lucha, tu energía, tu victoria, tu forma sincera y valiente de andar por la vida. Porque tú eres una guerrera, hija de la tierra, de la estirpe de Viriato; madre leona de dos cachorras que te siguen los pasos, que aprendieron de ti la libertad y la justicia desde la cuna, desde la leche de tus pechos.
Te quiero y te admiro por tu coraje, por tu lengua afilada y certera, por tu orgullo de mujer, por tu empeño en construir un mundo mejor. Te quiero porque sigues queriendo a esta tierra nuestra, tan ingrata a veces, con toda tu alma y porque pones el alma en todo lo que haces.
Porque aún recuerdo con qué orgullo trabajabas para potenciar todo lo bueno que tiene esta tierra;.cómo te fuiste de Zamora cuando te negaron el pan; cómo supiste echar raíces lejos y sembrar, incansable, y ahora recoger el fruto. Y en todo, a tu lado, contigo, siempre Manuel. Tu Manuel, compañero de vida, de sueños, de ideales, de lucha, de días y noches, de camino. Demasiado pronto, tan temprano.
He conocido el amor. Tú acompañaste mis noches oscuras buscando una estrella que ahora me enciende entera por dentro. Y después aprendí a reconocer el amor en otros ojos, en labios ajenos, en los que se quieren de verdad como os queréis Manu y tú.
He escuchado vuestra música, vuestra ternura, vuestra risa. Vosotros sois el amor. El más bonito, tan de verdad, tan lleno de luz; tanto, que incendiábais el mundo cuando os mirábais.
Ahora, mientras escribo, el corazón me duele y quiere estar cerca, abrazarte fuerte, no soltarte en esta noche tan larga, tan sin estrellas.
Aprenderás a caminar sola, a escuchar su voz en el viento, a sentir su caricia cuando sople leve el aire. Domarás la impotencia, renunciarás a las preguntas que no tienen respuesta. Reconocerás su sonrisa cuando florezcan las primeras rosas rojas de la primavera, sus pasos allá donde levanten tus hijas su casa, su futuro.
Aprenderás a pronunciar su nombre en bajo, a contarle los secretos que solo vosotros sabéis. A cerrar la mano y sentir el impulso de la suya.
Te escribo y te pienso lejos, intentando acomodar esa estrella con nombre, con alma y corazón, ya sin latido. Será luz para siempre en ti, contigo, y encenderá de nuevo tu sonrisa. Vosotros sois la vida.
Vive por los dos; vive rabiosamente por ti, por él, por tus hijas.
Y tú, Manu, vuela libre. Sé luz, estrella, viento, lluvia, que nosotros las cuidaremos en la tierra, siempre cerca.
Todo mi amor para vosotras en esta noche ❤️
Ana no puedo imaginar un mejor homenaje que tus palabras, escritas desde el amor de la amistad y el dolor de esta nueva ausencia.
Desde México y como paisana, envío un abrazo enorme a esa familia Zamorana.
Dios os de fuerza y amor para continuar el camino.
Triste noticia y bonitas palabras de aliento para Rut, imagino lo que está sintiendo ahora mismo en ese corazón, los que hemos perdido a alguien de nuestra sangre, de nuestra semilla, sabemos de ese dolor.
Te deseo lo mejor y te envío mucha fuerza.