Zamora pierde a una de sus grandes damas de la cocina con la muerte de Lele, del Serafín
🖤✝️ Elena Alonso Rodríguez fallecía este lunes a los 90 años. Su cocina marcó toda una época de la gastronomía zamorana como buque insignia del sector hostelero.
🖤✝️ La capilla ardiente está instalada en el Tanatorio de La Soledad y la misa de funeral tendrá lugar este martes en la iglesia de San Torcuato a las 16.30 horas.
La hostelería hoy se ha vestido de luto y Zamora pierde a una de sus grandes maestras de la cocina, Elena Alonso Rodríguez, Lele, la mítica cocinera del recordado restaurante Serafín, que marcó toda una época de la gastronomía zamorana como buque insignia de los profesionales del sector.
El matrimonio integrado por Serafín y Lele -toda una vida juntos, impecables, profesionales- abría las puertas de su restaurante y marisquería en 1977. El Serafín era sinónimo de comida de altura y calidad exquisita, salida de las manos mágicas de Lele, siempre al pie del cañón, siempre trabajando y sonriendo, incansable, y siempre al lado de su marido.

Su barra, se convirtió en lugar inexcusable para la sociedad zamorana y parroquianos fijos, como Manolo Anta, Ildefonso Boizas, Manolo Vidal, Paco Gus, entre otros, así como funcionarios y paseantes que encontraban entre sus mesas un lugar ideal para el desayuno y el tentempié de la mañana o el chateo del mediodía, cuando chatear era sólo tomar un vino. Al otro lado, siempre la sonrisa de Javi, que tan pronto se nos fue, que siempre deslizaba un par de torreznos en el plato de mi café mañanero. No hubo nunca mejor camarero.
Sus paredes elegantes -reformadas posteriormente para entrar en el siglo XXI- y su preciosa bodega guardan aún la memoria de miles y miles de comidas, los ecos de los días de Águedas, celebraciones, susurros, pasos, conversaciones, o sus ventanales abiertos de par en par en la noche del Viernes Santo cuando Nuestra Madre pasaba por Santa Clara y los comensales -entre ellos la directiva de la Real Cofradía del Santo Entierro con Manolo de Juan a la cabeza, y los almirantes invitados a presidir la procesión de la tarde- se asomaban a contemplar el paso de la Virgen acompañada de miles de mujeres.

También los más de treinta años del grupo de amigos e intelectuales de los cocidos del último sábado de mes, como Luis Fombellida, Felipe Rodríguez, Manolo Juanes, Manolo y Emilio Roncero, Antonio Pedrero o Justo Pichel, entre otros, o todos aquellos viernes en los que la pandilla de mis padres se ponía de punta en solfa para salir a cenar mientras en la tele en blanco y negro emitían el «Un, Dos, Tres«. Probablemente Lele nunca tuvo tiempo de ver a Doña Ruperta.
Porque Lele no conocía el descanso ni las fiestas. La cocina era su casa, su templo, su vocación, su vida. Tan duro como bonito. Y de allí surgían sus famosas tortillas -con cebolla y sin cebolla-, sus revueltos iniguables, sus guisos, sus asados, sus pescados del Cantábrico de máxima frescura o aquellos buñuelos de viento etéreos que se deshacían en la boca. Comida sin alharacas, tradicional, de la tierra, pero elevada a la máxima potencia con la alquimia de su saber.
A los 90 años de edad y ya con un delicado estado de salud, Lele ha ido hoy a reunirse con Serafín, juntos de nuevo, ya para siempre. Como ellos siempre quisieron. Ya me hubiese gustado a mí encontrar un amor así.

Quizá estén buscando ya una esquina donde poner en pie un restaurante con aquellos inmensos acuarios con marisco que nos hipnotizaban a los que éramos niños de los 70, entre los maravillosos relieves de Carlos Evangelista, donde hoy se asienta una cadena hostelera, otros aires, otra etapa.

Zamora pierde a su gran dama de la cocina y parte de la memoria, los sabores, las texturas de una época que no existe, de tan feliz recuerdo.
Misa de funeral
La capilla ardiente está instalada en la sala VIP del tanatorio La Soledad (calle La Horta) y la misa de funeral tendrá lugar este martes 5 de marzo a las 16.30 horas en la iglesia de San Torcuato, para conducir después el cadáver al cementerio de San Atilano.
Esposa, madre amorosa; leona para los suyos, Lele se va llena de amor y deja una preciosa estela de recuerdos vinculados a la mejor mesa, besos, brindis, tantas cosas buenas.
Descansa en paz, querida Lele. Allá arriba te esperan hace tiempo.
(Todo mi amor para Elena, Jose, Michel, Susana, Nacho y Ana y todos los que vienen detrás, que hoy lloran a su gran matriarca, madre y maestra)

Gran mujer yo la conocí cuando estaba en el bar salamanca en la calle de San Andrés y luego abrieron el serafín D.E.P
Era familia mía por parte de mi madre Cayetana Alonso. Yo fuy varias veces de joven a Zamora con mis padres cuando vinimos a Madrid perdí la pista .pero las veces que fuy me trataron muy bien siento la perdida un abrazos para toda la familia os quiero a todos los alonsos
Que decir de mi Tia Lele , la hermana pequeña de mi Madre ,,, que siempre fue muy cariñosa con todos sus sobrinos ,,, que la queriamos todos , me acuerdo que le decía a mi Madre , prepárame el Sofa Cama, que voy a verte ,,,, y se Pateaba todo Madrid .
Cuantos viajes ,,, cuantas charlas en la Silla de la cocina con mamá.
Los Viajes a Torremolinos , Los paseos cuando ibamos a Zamora en Semana Santa,,,,, y mamá decia no molestamos que tia Lele esta en la Cocina ,,,,,,,,, Recuerdos tb en la Finca,,,, que mama fue feliz alli cogiendo Huevos de las gallinas .,,,y se quedaban charlando hasta las tantas en el porche ,,,,
Ellas dos que cuidaron de sus 5 hermanos como Madres que fueron; porque se quedaron sin MADRE cuando contaban con 11 y 9 años respectivamente . Como salieron adelante ,,,,,, los 7 hermanos juntos … Ahora me queda el consuelo que ya estan de nuevo juntas ,,,, junto a Serafin ,,que mamá tb lo quería mucho ,,,, junto a 3 de sus hermanos , y junto a los Abuelos …..
Dencansa en Paz Tia ,,,,dale un bexo a todos ellos .
Orgulloso de poder decir que sigo siendo su sobrino, que tengo guardado el tono de su voz cuando desde las cocinas del Salamanca o el Serafín me decía. Subeeee. No creo que exista persona y familia que lleve y represente mejor eso tan difícil de definir como, ser zamorano/a. Ella era la que me mantenía abierta la ventana de Zamora, la que se asomaba a llamarnos para que acudiésemos, la mejor embajadora. La tía Lele.
Gracias Ana, por recordar y alabar a las las grandes personas que ya no están con nosotros. Un abrazo.