Casi una leyenda
Cuando no estemos, cuando nada seamos, acaso memoria y olvido, permanecerá su piedra altiva asomándose sobre la muralla, su cúpula coronando los días. Erguida, excavada sobre la misma piedra; ciudad románica, cincelada por los hombres y por los siglos, con sus torres alerta y sus cielos inabarcables, tan puros, tan de nadie.
Zamora se asoma al Duero como un milagro cada mañana; canta el agua sus gestas y batallas, sus desamores y arrullos bajo el puente que une las dos orillas, la vida y la muerte, la oscuridad y la luz.
Tan hermosa en el ocaso, cuando la noche se cierne sobre sus aposentos y el día muere encendiendo en el horizonte un rastro de fuego y todo se vence.
Casi una leyenda.
Foto: José Luis Leal


