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Aureto, donde el arte nos contempla desde las paredes

En la Plaza de Viriato, junto al Parador Nacional de Turismo y el Museo Etnográfico de Castilla y León, a menos de 50 metros del Museo de Semana Santa, el Teatro Ramos Carrión y la Plaza Mayor y a apenas dos calles del Museo Provincial de Zamora, el Aureto es el local por excelencia de la cultura, el arte y la buena conversación.

Conformado por los nombres del matrimonio integrado por Aurelio y Toñi, excelentes profesionales de la hostelería, el Aureto te envuelve en la magia especial que le prestan sus paredes llenas de fotografías, dibujos y retratos de los artistas y escritores zamoranos así como grupos de folclore, de teatro o círculos literarios que hace unos años, promovidos por el propio Aureto, crearon unas deliciosas ediciones de poesía bajo el título de La Borrachería.

Sobre sus paredes de madera, al fondo, Claudio Rodríguez con su Don de Ebriedad y su eterno cigarro, cerca de un retrato del también inmenso poeta Ángel Fernández Benéitez pintado por la transgresora pintora María José Tobal; junto al mural de La Golondrina de Antonio Pedrero; más acá, en la columna, un dibujo-caricatura de aquel genio que fue Luis Quico; en la pared, un espejo de Coomonte, y aún más acá los poetas Waldo Santos y Jesús Hilario Tundidor, y Jesús Losada…y así centenares de dedicatorias en otras tantas fotografías de todos aquellos que dejan huella en la sociedad zamorana y la dejan también en el precioso bar, diseñado por el arquitecto Leocadio Peláez, que destila encanto y clase, pero también cierta bohemia y la calidez de quien se siente como en casa.

A veces el Aureto desaloja esas paredes tapizadas de retratos y las presta para exposiciones de fotografías o de arte.

Zona monumental

Por su ubicación en la zona monumental y de museos, junto a la Biblioteca Pública del Estado, la Casa de Cultura o la Diputación (ubicada en el renacentista Hospital de la Encarnación) , conforma la clientela del Aureto una amalgama de gente muy distinta y variopinta, que es otra de las señas que prestan su peculiar encanto: funcionarios trajeados, antropólogos o investigadores, folcloristas y bohemios, turistas informales o grupos de cargadores y cofrades que lo toman como lugar de encuentro cuando llega el tiempo de preparar la Semana Santa, el gran acontecimiento en la ciudad. Todos terminan adoptándolo como algo propio. Todos, todos, terminan sintiéndose en su propia casa.

Desayunos, café y copas

Abierto desde la mañana para ofrecer sus desayunos con excelentes tapas calientes –destacan sus croquetas caseras de jamón o chorizo, las empanadillas de setas, su exquisita ensaladilla rusa o su bacalao con pimientos y tomates, entre otras, todas ellas con productos de primerísima calidad– o tostadas de pan con tomate y aceite, el Aureto es el punto de encuentro ideal para el vinito y la caña del mediodía o los cafés o las infusiones de la tarde, para las conversaciones sin prisa o las reuniones informales.

 En sus estanterías impecables luce una amplia carta de bebidas alcohólicas, con gran variedad de ginebras y de whiski principalmente de primeras marcas nacionales e internacionales, que esperan pacientemente a la primera copa de la noche, cuando baja la intensidad de la luz y el Aureto destila un ambiente tranquilo, íntimo bajo su techo de cristal, a veces casi místico, siempre amigable con una música excepcional que selecciona personalmente Aurelio Couso, que siempre te sorprende con alguna joya de las grandes bandas internacionales o alguno de los tesoros que conforman su fonoteca.

Además el Aureto dispone en los meses de verano de una preciosa terraza instalada bajo las verdes hojas de los castaños de la Plaza de Viriato, que es el principal escenario de la Feria de la Cerámica de San Pedro, en junio, y que acoge una intensa actividad desde la primavera hasta el otoño con ciclos de jazz o músicas de raíz, mercadillos o el rastrillo que se organiza cada domingo al pie de la estatua de Viriato de Eduardo Barrón, el pastor guerrero lusitano, uno de los indiscutibles símbolos de la ciudad, a quien la historia y la leyenda vinculan con el pueblo de Torrefrades, en la comarca de Sayago.

Con todos estos ingredientes, hacer una parada en el Aureto se convierte en un auténtico placer tanto por la calidad de las tapas y de las bebidas como por la exquisita atención de Aurelio, Toñi y de su personal, la impecable limpieza de sus instalaciones y el mágico ambiente del café, ubicado entre la dorada piedra de la Zamora monumental, donde el arte nos contempla desde sus paredes.

Café-Bar Aureto. Plaza de Viriato, 3

Teléfono 980 53 45 79

GALERÍA. Fotos: Rafael Lorenzo

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