Estrellas en el viejo puente
El cielo y las aguas del Duero se funden en una.sola cosa, niebla espesa que congela enero con su aliento gélido y el viejo puente parece diluirse hasta hacerse nada, espectro entre dos orillas y un corazón cansado.
Las farolas son como estrellas en el aire, reflejos que convierten al Duero en un cielo efímero pero infinito.
Más allá, el silencio de una ciudad que duerme, que sueña, que espera un milagro bajo la niebla.
Foto: Ana Pedrero
