La Chopera, un templo de la cocina sanabresa a orillas del río Tera
🔴 El complejo hostelero fundado en 1890 ha derivado con el paso de los años en la Posada Real La Yénsula tras unas profundas obras de reforma.
En las afueras de El Puente de Sanabria, o orillas del río Tera, se alza desde 1890 La Chopera, uno de los complejos hosteleros referentes en la comarca Sanabresa que con el tiempo ha derivado en una Posada Real, denominada La Yénsula, y el restaurante que mantiene su nombre tradicional y que es una de las citas inexcusables con la buena cocina sanabresa, su gastronomía y sus productos más tradicionales.
Cada rincón, cada palmo de tierra, está edificado sobre el sudor de una familia que ha dedicado su vida al trabajo y a la hostelería y que tuvo al mando de los fogones a la mejor, la gran Erundina, la matriarca de ojos claros, una de las más grandes cocineras que ha dado la comarca sanabresa, genio y figura.
Bajo una chopera, en un rincón idílico que parece alejado del mundo, La Chopera guarda su memoria y la de Gregorio, padres de los actuales propietarios –Paco, Goyo y Pepe– quienes con mucho trabajo y un trato casi familiar a los clientes lograron levantar y convertir el negocio en uno de los establecimientos de referencia en Sanabria.
En los 70 y los 80 del pasado siglo era apenas un humilde merendero entre chopos, donde el cántico del agua, los grillos y las chicharras amenizaban las meriendas con la espectacular tortilla de Erundina y unos cachopos de tierna ternera sanabresa que aún hoy son santo y seña de la casa. Los grandes dogos qué vigilaban el hostal dormían plácidamente junto a la cocina.
En aquellas desaparecidas mesas de madera, bajo la sombra de esos chopos, permanecen inalterables muchos recuerdos de infancia y de amistades que se forjan para toda una vida. Una Sanabria que aún no había despegado donde el abrazo y el apretón de manos eran ley. También la sonrisa eterna de Javi, que se nos fue demasiado pronto, demasiado deprisa. A veces da vértigo echar la vista atrás.
Reformas
El hotel ha sabido adaptarse a los tiempos y a las demandas de un turismo cada vez más exigente. Del establecimiento primigenio en una Sanabria que apenas ofrecía alternativas al turista y tras una profunda reforma, surge el Centro de Turismo Rural (hoy Posada Real) La Yénsula, con una decoración ecléctica en piedra y forja de reminiscencias medievales en su vestíbulo y recepción y todas las comodidades del siglo XXI en sus habitaciones, dotadas con hidromasaje, pasando por su espectacular estructura octogonal de madera y cristal que presta una nueva identidad al edificio.
El restaurante, su bastión
Pero La Chopera es sinónimo de comer muy bien. El restaurante, la tradición culinaria que ofrece su carta, constituyen el auténtico reclamo de un paraje y un establecimiento que debería ser de obligada visita para quien acude a Sanabria.
En la mente de Pepe ( José Antonio Gonzalez López, miembro de la prestigiosa cadena Eurotoques), surgió la idea de establecer dos comedores bien diferenciados. Por un lado, una sala amplia para los desayunos de los clientes hospedados y para los menús del día (excepto en los meses de verano), decorada con enormes cuadros de Emilio Prieto, el genial y rubicundo artista de Triufé y de Paramio cuya huella sigue viva por todos los rincones de su querida Sanabria; y por otro su comedor a la carta, un precioso espacio acristalado que vierte a la terraza-jardín, donde surgen olivos de las mesas y cuyas paredes son una oda al vino de Toro de Fariña, integrado como elemento decorativo.
La cocina tradicional heredada de Erundina, hecha con amor, a fuego lento, sin prisas y en cazuela de barro, es imbatible: sus habones sanabreses con pata; el caldo o pote de berza sanabrés con su toque de unto; sus entrantes ibéricos, espectaculares ensaladas con escabechados, las carnes blancas y rojas, el lechazo asado, el infalible pulpo a la sanabresa, el mítico cachopo ideal para compartir, el tradicional bacalao o la trucha sanabresa, rematadas con un buen surtido de postres caseros, no faltan en una carta que es una apuesta por el producto de kilómetro cero, por los marchamos de calidad de la provincia zamorana y de Castilla y León.
Mención aparte ofrece su cocina micológica (las setas son uno de los productos estrella de la comarca sanabresa), con la que el chef Pepe ha obtenido el premio Boletus, o su extensa carta de vinos, que promociona principalmente la D.O Toro y dónde también se encuentran vinos de Arribes, Benavente y Tierra del Vino.
Innovación
Aunque el poso de la cocina tradicional es el sello de identidad de La Chopera, Pepe siempre va más allá. Innovador y creativo, aporta a sus platos un toque personal y despliega toda su imaginación en tapas y degustaciones, con las que ha obtenido numerosos premios.
Consciente de que el turismo enogastronómico es un sector en alza, el cocinero quiere seguir innovando y abriendo su carta para convertir el restaurante en un lugar de peregrinación durante todo el año, ya que Sanabria sigue siendo la gran desconocida en el otoño y el invierno, a pesar de los espectaculares paisajes que ofrece su entorno, bendecido por la montaña y el Lago de Sanabria, el tesoro natural de la provincia zamorana.
Y es que comer en La Chopera, sentarse a su mesa, disfrutar de la hospitalidad de la familia González, de los sabores de la tierra y de los mejores productos agroalimentarios del mercado, bien vale una visita cualquier día del año a uno de los restaurantes imprescindibles de la tierra sanabresa, ubicado en un paraje mágico, bajo los chopos, junto al río, allá donde todo canta a la feliz memoria de lo vivido, de los recuerdos más queridos.
Más que recomendable. Al lugar donde has sido feliz siempre, siempre, hay que volver.
🔴 Posada Real La Yénsula. Restaurante La Chopera.C. Río Truchas, 17. El Puente de Sanabria, 49350 Galende, Zamora.
🔴📞 980 62 02 87
📸 Fotos: Ana Pedrero / La Chopera


















🔴 Fotos: La Chopera, TripAdvisor, RestaurantGurú















Yo e estado miles de veces en la chopera con la gran irundina ,y ahora con Pepe y e de decir que se quedan cortos tantos alagos ,pues es mucho más que eso y doy fe de ello ,sitio idílico ,muy buena comida, trato familiar ,etc todo es poco para esa gran familia ,que una vez que se conocen ya van a ser tambien la tuya
Me pregunto la forma de reenviar a mi familia estos reportajes tan interesantes.
Es tan fácil como copiar el link, el enlace de la publicación. Gracias por compartirlo!
Pedimos para comer Pulpo a la Sanabresa (estupendo). De segundo dos chuletones de rubia gallega para cuatro personas. La carne estaba muy fibrosa y dura, nos cambiaron dos veces el cuchillo y no había forma de cortar la carne (utilicé una navaja personal que tiene un filo extraordinario) y tampoco se cortaba. Lo comentamos a la persona que nos atendió y después de consultar, nos dijo que le extrañaba pues había sido sacrificado el animal hacía un mes. La sorpresa vino en la nota, nos facturaron 5,3 Kg. de carne que en nuestro parecer no pesaban tanto los dos chuletones. Nuestro error fue el no pedir en ese momento el peso y trazabilidad del producto.
Quiero dejar constancia de este servicio para que sirva de experiencia a otros comensales. Nosotros no pensamos volver.
Saludos
La chopera se seca.
La familia de mi madre (son 7 hermanos) que vive en la zona (a 50km) llevamos comiendo todos los veranos varias veces desde antes de que tenga recuerdo, siendo niño jugaba con mis primos tirando piedras al río que está pegando cuando toda su terraza era de tierra, hemos seguido la evolución de esta casa y lamento decir que aunque más bonito que nunca la calidad del servicio de parte de su personal y la calidad de algunos de sus platos cada vez deja más que desear, sin ir más lejos hoy hemos ido mi mujer y yo con mis padres, hemos pedido 2 entrantes, dos segundos para mi madre y mi mujer y la carne roja de vaca que iba a ser un chuletón de unos 2 kilos para mi padre y para mi, pan, agua y una botella de vino de Toro de bodegas Fariña, pero la carne nunca llegó, menos mal que la otra chica que atiende la sala estuvo pendiente y se dio cuenta de que la compañera que tomó la comanda no había anotado el chuletón, muy apurada nis pidió disculpas (cosa que no hizo su compañera rubia que se hizo cargo de la comanda), por no alargar la espera pedimos lo que pensamos sería lo mas rápido de servir, unos garbanzos de Fuentesuauco con callos que tardaron casi 10 minutos en salir a pesar de estar medio vacío el local (3 mesas en terraza y 3 en salón), ya el remate fue comprobar que los garbanzos estaban insípidos, como recién salidos de un bote, no como los que se hacen en un guiso con callos, algo que en tiempos de su madre sería impensable, y que en estos tiempos en los que la oferta gastronómica de la zona ha crecido tanto, con cocinas que cuidan desde el trato en la recepción y el servicio, hasta la calidad, elaboración y los precios de sus platos puede llevarles a que después de tantos años de crecimiento acaben por secar la chopera de los platos de oro.