Zamora bajo la niebla
¿Qué sería de Zamora sin sus nieblas y sus torres románicas desdibujadas, casi invisibles, la chimenea de la vieja vinícola como vigía en lo alto de los barrios bajos?
¿Qué sería de los inviernos sin la belleza emergente de la ciudad, de la tierra, del río, luchando entre las sombras para ser luz, para acariciar el sol con sus dedos de piedra, eternos?
Tan cotidiana y tan milagro, manta que cubre nuestros otoños, nuestras noches más largas, la niebla ya se ha posado sobre Zamora anunciando mañanas frías, las pelonas sobre los tejados. Es el ciclo de la vida.
Casi como una aparición, una ciudad fantasma que late, que vive bajo su lengua húmeda, Zamora se adivina y resucita cada mañana para ser, para reivindicarse y aparecer ante nuestros ojos. La eterna lucha.
Un día, cuando levante del todo, cuando no regrese, será ya primavera.
📷 Foto: José Luis Heptener
